Posiblemente va a tomar algunos días más, antes de que el artículo que escribió Xi Jinping para la revista Qiushi, esté disponible en inglés y en español, para que entonces otras personas puedan experimentar el alcance de lo que el Presidente chino quiere inculcar a su nación y a su pueblo.
Como él mismo lo señala, el tema de su artículo ya lo ha presentado en varios foros y reuniones en los últimos dos años, en donde participan personas relacionadas a la literatura y las artes. En cierto sentido, esta es su manera de crear una “educación estética”, aunque él no emplea este término, ni tampoco haga referencia a Cai Yuanpei ( el presidente de la Universidad de Pekín y fundador de la Academia Sínica (sí, con S) a principios del siglo 19, educado en Alemania), a quien sí ha mencionado, al menos en una ocasión, en pasadas ocasiones.
El propósito del artículo es unificar el trabajo cultural en torno al rejuvenecimiento social general de la nación china, caracterizado por el impresionante desarrollo económico y social de las recientes décadas. Xi subraya la importancia, y por supuesto la necesidad, de que el arte esté estrechamente conectado a la vida de la población, que refleje su realidad, sus deseos y sus necesidades. Pero además el arte debe servir como un faro, una guía, para elevar sus espíritus y mostrarles el significado más profundo de su existencia en esta “nueva era”.
Y claramente hace hincapié en la necesidad de que quienes trabajan en las artes y en la literatura lo hagan para conseguir ellos mismos “ser virtuosos”, para transmitir esto y llevarlo a los medios de comunicación dominantes de la vida y la cultura china.
Cita a Zuo Zhuan, quien decía: “Lo más importante es alcanzar la virtud, lo siguiente es prestar un servicio, lo tercero es que esto se manifieste en tu trabajo”.
Xi escribe que “la virtud es la frontera más alta”. Agrega que “quienes trabajan en la literatura, en las artes, y en las ciencias sociales, deben asumir la gran responsabilidad de procurar estimular la reflexión, formar al sentimiento, elevar el espíritu. Ellos asumen esta misión para educar, para iluminar y para cultivar al pueblo. Cada uno de nosotros tiene una gran influencia social y debemos dar ejemplo a la sociedad con ideales elevados, un buen carácter moral, y sentimientos nobles”.
Es claro que Xi se esfuerza por alcanzar el “gran arte” y no meramente productos displicentes.
La referencia que hace a la Utopía de Tomás Moro, y a Hamlet de William Shakespeare, así como a Las Analectas de Confucio, es un intento por establecer el nivel que deben buscar quienes trabajen en la cultura. Dado los cambios tremendos, de hecho dramáticos, que ha experimentado China en los últimos años, no hay duda de qué tanto alimento para la reflexión podrán darnos de hecho las grandes obras literarias y artísticas del futuro.
Mientras Europa tuvo su Renacimiento, que desató una revolución científica en los siglos 16 y 17, es posible que China, que no ha experimentado un Renacimiento, aunque definitivamente ha tenido su propia revolución científica, ahora tendrá la oportunidad de contribuir al inicio de un Nuevo Renacimiento. En todo caso, parece que eso es algo que el Presidente Xi tiene en mente.