Depende del calendario lunar, motivo por el cual nunca es un día concreto.
A poco tiempo del inicio de un nuevo año en el calendario chino, millones de personas en todo el mundo ultiman los preparativos para la que es la mayor celebración anual en varios de los grandes países del lejano oriente.
¿Qué día se celebra?¿Por qué es el año del cerdo?
A diferencia de lo que ocurre en el calendario occidental, en el calendario chino la fecha del cambio de año es variable y cae en días diferentes cada año, aunque siempre dentro del periodo conocido como «Festival de Primavera», entre finales de enero y comienzos de febrero, un punto relativamente equidistante entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera.
Esta falta de correspondencia con los ciclos de 365 días, referencia clara en occidente, se debe a que el calendario chino (al igual que sucede con otros como el islámico) es un calendario lunar, aunque presenta la característica de tratar de «adaptar» los meses lunares a los ciclos solares, intercalando siete meses adicionales a lo largo de ciclos de 19 años. Este año, el año nuevo se celebra el 5 de febrero.
Además, el calendario chino tradicionalmente «asigna» un animal a cada año, de manera análoga a los meses en el zodiaco. Esta sucesión de signos se repite cada doce años, siempre en el mismo orden: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo, siendo este último el que está a punto de comenzar.
Una fiesta familiar.
En todos los países con una influencia poderosa de la cultura han (el principal grupo étnico y cultural de china), que además de China incluyen otros como Filipinas, Islas Mauricio o Vietnam, esta época es vista como un tiempo de renovación y purificación, por lo que es tradición que las familias limpien los hogares y laven la ropa y las sábanas, e incluso muchas personas aprovechan para cortarse el pelo.
El Festival de Primavera es en muchos sentidos equivalente a la Navidad en occidente, y ambas celebraciones comparten el mismo carácter hogareño y familiar. Por ello, y como ocurre en Navidad, en estas fechas las familias se reúnen y comparten copiosas y elaboradas comidas, con algunos platos típicos como los ‘Jiaozi’ (similares a pequeñas empanadas), los ‘Chunjuan’ (rollitos primavera) o los ‘Niángao’ (un pastel dulce de arroz) que se emplean en la cena de la última noche del año.
También es tradicional decorar el hogar con símbolos característicos, como farolillos, representaciones del animal que dará signo al nuevo año, el carácter chino ‘Fu’ (que significa ‘suerte’ o ‘fortuna’) o imágenes de distintas figuras folclóricas que tradicionalmente se creían portadoras de buena suerte y protectoras de las casas. En todas estas decoraciones es especialmente prominente la combinación del rojo y el dorado, colores de la suerte en la cultura china.
Una de las costumbres más conocidas y extendidas de esta celebración es el intercambio, entre los miembros de las familias, de unos pequeños sobres rojos (que reciben el nombre de ‘Hong Bao’) con dinero en su interior. Además del valor de su contenido, se cree que estos sobres atraen la buena suerte y la prosperidad.
El año nuevo en las calles.
Igualmente, se ha convertido en una imagen clásica, gracias en gran medida a sus apariciones en cine y televisión, el lanzamiento de «farolillos voladores», que se elevan hacia el cielo utilizando el calor proporcionado por una vela y en los que se inscriben deseos para el año que comienza.
Por supuesto, no toda la celebración queda en casa, ya que es una época del año en la que las calles se decoran con los mismos motivos que los hogares y la gente aprovecha para festejar en ellas, con eventos como ‘danzas de dragones’ y espectáculos pirotécnicos.
La celebración del año nuevo chino, antiguamente exclusiva del lejano oriente, ha ido cobrando presencia en distintas partes del mundo gracias en gran medida a la gran cantidad de migrantes de origen chino que se han ido estableciendo en diferentes lugares del mundo, llevando consigo sus creencias, tradiciones y celebraciones.
Desde hace algunos años, el Ayuntamiento de Madrid organiza numerosas actividades con este motivo (especialmente en el barrio de Usera, uno de los que mayor población china tiene), como mercados, pasacalles, espectáculos de danza o la «ceremonia de la luz», en la que los participantes llenarán el lago del parque de Paradolongo de farolillos flotantes.
