Luego de casi 50 años de economía librecambista británica impuesta a Estados Unidos y al resto del mundo, todo el edificio se derrumba, ahora.
Los estudios más creíbles muestran que los niveles de vida en declive en Francia, Italia, Grecia y cada vez más incluso en Alemania, han creado las condiciones favorables a un proceso de huelga de masas, en contra de la pobreza extrema.
La ONU publicó un informe sobre la economía británica, elaborado por el Relator Especial sobre la Pobreza Extrema y Derechos Humanos, el profesor Philip Alston, quien dijo que es “patentemente injusto” que tantos súbditos británicos vivan en la pobreza. “Esto es obvio”, señala el relator, “para cualquiera que abra sus ojos para ver el enorme crecimiento de los bancos de alimentos y de las colas de personas que esperan fuera para ser atendidas, la gente que duerme en las calles a la intemperie, el crecimiento de la indigencia, la sensación de profunda desesperación que lleva incluso al gobierno a nombrar a un Ministerio para la Prevención del Suicidio y a la sociedad civil a denunciar a fondo los niveles inauditos de aislamiento y marginación”.
En Estados Unidos, el derrumbe de la infraestructura ha creado las condiciones para que ocurran los desastrosos incendios e inundaciones que asolan la tierra, y mientras que se derrumba la infraestructura básica de muchas de las ciudades principales de Estados Unidos, se estima ahora que una tercera parte de la población no puede satisfacer sus necesidades básicas del costo de la vida. Más de 134,000 personas carecen de vivienda tan solo en California. Y ahora, la burbuja financiera está a punto de estallar, a partir de una condición mucho peor que la que llevó al crac del 2008.
Cuando Richard Nixon “desenchufó” (como lo puso Lyndon LaRouche) el sistema de Bretton Woods en 1971, lo cual permitió a los especuladores causar estragos en los mercados de divisas y de mercancías, Nixon admitió que había abandonado el Sistema Americano, cuando dijo: “Ahora soy un keynesiano en economía”. El Tratado de Maastricht de 1992 inició el proceso de eliminar la soberanía de las naciones europeas, para establecer un sistema en Bruselas de oligarcas nombrados por ellos mismos para dictar los programas de todo tipo, y que solo le rinden cuentas a la City de Londres.
El rechazo del Sistema Americano de Alexander Hamilton, Abraham Lincoln y de Franklin Roosevelt, a favor de la “libertad” al estilo británico para Wall Street y la City de Londres, para saquear la economía real, llevaría inevitablemente a una depresión global y a una guerra mundial.
La humanidad enfrenta ahora esos peligros en el corto plazo.
¿Soluciones? Hay quien piensa en un retorno a la estrategia de Roosevelt: el sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos y de crédito para el desarrollo, la reforma del sistema bancario bajo la ley Glass-Steagall, las instituciones de banca nacional para generar crédito para la infraestructura y el desarrollo agroindustrial, y avanzar en las fronteras del conocimiento humano, tanto en la ciencia como en las artes.
El Presidente Donald Trump inicia reuniones bilaterales con los Presidentes Vladimir Putin de Rusia y Xi Jinping de China, dentro de la cumbre mundial en Argentina. Estados Unidos está entre un doble discurso. Por un lado, varios de los miembros del gabinete emiten casi a diario ataques calenturientos contra Rusia y China. Y por otra parte, Trump se muestra optimista de establecer relaciones amistosas con ambos.
Hacia adentro, el gobierno de Trump avanza en su defensa contra el conato de golpe de Estado que le dieron al involucrarlo con el fraude del Rusiagate, que dirige Robert Mueller a nombre del MI6 británico. También enfrentó y ganó al intento del Partido Demócrata por apoderarse del Senado, lo que hubiera facilitado un juicio político.
Trump ahora ha tomado la iniciativa para hacer de estas reuniones cumbre, un punto de inflexión en Estados Unidos y para el mundo. Que tenga éxito o no, va a depender en gran medida de la voluntad del pueblo estadounidense, al cuál él ha apeló directamente en sus 45 mítines de masas que encabezó antes de las elecciones del 6 de noviembre. A su vez, la capacidad de esa enorme base popular para afectar el futuro de la humanidad es un proceso en evolución, que depende del nivel de “educación estética” (para utilizar el término de Federico Schiller) de una población que por otro lado ha sido sometida a la degradación de las penurias económicas, de la decadencia cultural, las drogas y la fealdad del “entretenimiento” violento y perverso que Wall Street y Hollywood le han impuesto a la población.
Por lo pronto, la reunión con Putin en Argentina, ya se canceló. Y hay agenda pendiente desde su anterior reunión en julio, en Finlandia.